“Se me ha dado el nombre más hermoso que pueda
haber: MAESTRO”, comentaba don José Rodríguez López en cierta
entrevista publicada en EL POPULAR nº 138 de marzo de 1991. Era su mayor
satisfacción y se lo ganó a pulso. Fue maestro de varias generaciones de
egabrenses ya que estuvo al frente de las instituciones locales musicales más
señeras desempeñando en ellas no sólo la labor de dirección sino la de enseñar
el arte del pentagrama, con el Método Eslava, El Progreso Musical y finalmente
con el Método L.A.Z., y ello durante más de 40 años.
Dedicó
también su vida y sus conocimientos a la composición. Cuarenta y tres obras de
distintos géneros o estilos (himnos, villancicos, pasodobles, plegarias, marchas
procesionales, dianas, pasacalles, canciones y valses) componen su producción,
de las cuales una docena de ellas figuran registradas en la Sociedad General de
Autores de España. Hoy es referente musical en los más destacados
acontecimientos lúdico-festivos durante el año en Cabra ya que su música se
sigue interpretando en Semana Santa, en Septiembre y en Navidad, porque su obra
está concebida pensando en Cabra, en sus fiestas, en imágenes de pasión
egabrenses, en personas y en lugares muy conocidos del entorno de la ciudad y
cómo no, en la Virgen de la Sierra. Es más que evidente, una profunda
afectación por lo religioso, a lo largo de su existir. Su amor a la Madre de
Dios y la devoción a la Patrona, quedan reflejados en distintas composiciones,
guiadas por ese espíritu de creyente. Todas y cada una de sus composiciones
tienen una anécdota, una dedicación del autor, un motivo, una inspiración única
y exclusiva para orientar las notas en el pentagrama. De excelente e
incomparable caligrafía, igual que su letra, la música que compone es
primordial y puramente egabrense en muchos sentidos y por distintas razones: es
esencialmente descriptiva. En ellas se respira la sencilla pero pura
armonización inequívoca de la pluma del Maestro Rodríguez. Nunca el papel
pautado fue tan válido en un pueblo como el acariciado por José Rodríguez López
en el intento conseguido de fijar la permanencia de un pasar haciendo obra.
También, reconvirtiendo en vida aquella tradición legada de bailes y corros y
romerías, porque hay asimismo que atribuirle parte de la autoría de aquellas
obras de carácter popular que él, con su pericia, arregla, adapta y recupera
para dárselas al pueblo, verdadero autor de las melodías, como Los
campanilleros de Cabra, Las Mudanzas, el villancico Vamos Allá o las Coplas de
Ntro. Padre Jesús de Humildad y Paciencia.
En el seno de una sencilla familia de
clase media, numerosa, formada por Agustín Rodríguez Muñiz y Dolores López
Flores nace el 13 de julio de 1913 el cuarto hijo, a quien inscribirían en el
Registro Civil de Cabra, con el nombre de José Anacleto de la Santísima
Trinidad. Serían sus hermanos mayores: Josefa, Carmen y María y tras él,
Vicente con quien tanto compartió. De arraigadas costumbres, educado como los
niños de su tiempo, recibió una sencilla enseñanza en la primaria con don
Javier Luna. Su padre, administrador en el molino de aceite que regentaba don
José Nogueras, pensando en el mejor porvenir de sus hijos, como cualquier buen
padre, lo coloca en el taller de platería de don José Montesinos, ubicado en
primera instancia en la calle Parrillas y posteriormente en Barahona de Soto.
Y, cuando demuestra conocer el oficio, habiendo sido un aprendiz muy aplicado,
Agustín Rodríguez opta por ponerle un pequeño taller de platería en su casa, en
la calle Alemania, hoy calle Nueva. Pero esa no habría de ser su profesión
definitiva pues el destino le depararía una dedicación bien distinta, para bien
de la música y de su pueblo.
Ingresó como Educando en la Banda de
Música como saxofón en 1926, adquiriendo la categoría de Músico de Primera en
el año 1942. En el año 1944 dejó de pertenecer a dicha agrupación y el 17 de
marzo
de 1952 ingresó de nuevo con la categoría de Subdirector, cargo que ocupó hasta 1958 en que el Ayuntamiento lo nombra Director de la Banda Municipal y en el que permanecería hasta su jubilación. Estos años de dedicación a la Banda de Música (7 de subdirector y 23 de director) serán los más fecundos en la producción artística de Pepe Rodríguez: Pasodobles toreros y de concierto, marchas de procesión, dianas, pasacalles... La labor en la Banda de Música fue aún más efectiva y de mayor repercusión por lo que atañe a su persona pues no sólo dirige, programa las obras ejecutar y compone, sino que es el encargado de las clases de Solfeo y quien instruye en el conocimiento de cada uno de los instrumentos musicales que la componen: de viento metal (trombón, trompa, trompeta, fliscorno, bombardino y bajo o tuba), de viento madera (flauta, clarinete, saxofón, oboe) y de percusión (caja, bombo, platos). Otra faceta es la de instrumentar las obras: además de las propias, aquellas que programa, a razón de los recursos personales con que cuenta en cada momento a lo largo de los más de 20 años de responsabilidad única. En definitiva, una continúa ocupación y plena dedicación al sublime arte musical en la Banda, que compagina con la dirección artística del Centro Filarmónico.
de 1952 ingresó de nuevo con la categoría de Subdirector, cargo que ocupó hasta 1958 en que el Ayuntamiento lo nombra Director de la Banda Municipal y en el que permanecería hasta su jubilación. Estos años de dedicación a la Banda de Música (7 de subdirector y 23 de director) serán los más fecundos en la producción artística de Pepe Rodríguez: Pasodobles toreros y de concierto, marchas de procesión, dianas, pasacalles... La labor en la Banda de Música fue aún más efectiva y de mayor repercusión por lo que atañe a su persona pues no sólo dirige, programa las obras ejecutar y compone, sino que es el encargado de las clases de Solfeo y quien instruye en el conocimiento de cada uno de los instrumentos musicales que la componen: de viento metal (trombón, trompa, trompeta, fliscorno, bombardino y bajo o tuba), de viento madera (flauta, clarinete, saxofón, oboe) y de percusión (caja, bombo, platos). Otra faceta es la de instrumentar las obras: además de las propias, aquellas que programa, a razón de los recursos personales con que cuenta en cada momento a lo largo de los más de 20 años de responsabilidad única. En definitiva, una continúa ocupación y plena dedicación al sublime arte musical en la Banda, que compagina con la dirección artística del Centro Filarmónico.
Perteneció a la Sociedad Centro Filarmónico Egabrense desde
su niñez; en ella adquirió sus primeros conocimientos de Solfeo y más tarde los
de Violonchelo, instrumento que más tarde sería primordial para la preparación
de los coros ya que no tenía conocimientos de Piano. Fue nombrado Director
Artístico de esta Sociedad Musical en el año 1942, cargo que
ininterrumpidamente mantuvo hasta jubilarse y cuyo desempeño no llevaba
aparejado ningún tipo de remuneración económica. Su paso por el Centro
Filarmónico fue pues muy fructífero por ambas partes ya que mientras la
Sociedad Musical cosechaba éxitos por doquier bajo su dirección, Pepe Rodríguez
se beneficiaba del mejor caldo de cultivo de la localidad para dar rienda
suelta a su actividad creativa. Componía para el Centro y hacía arreglos y el
Centro cantaba sus composiciones y sus adaptaciones. Además compone y arregla o
adapta para la Orquesta de Plectro. José Rodríguez López empezó en el Centro
Filarmónico siendo cariñosamente llamado “Pepito el Gordito”. Llegaría a
ostentar el calificativo que más le llenaba: el de Maestro, y ello a pesar de
no haber pasado por ninguna facultad. Además, gracias a su sencillez, a su
humildad, a su trato con la gente, a su carácter bonachón, a su afable sonrisa
y a su grandeza humana, sería para muchos además de Pepe Rodríguez, el
“chache”.
A estas alturas, parece indicado hacer hincapié en el hecho
de que Pepe Rodríguez había dejado su profesión de platero, en la que sin duda
hubiera igualmente destacado, considerando un arte el trabajo de la filigrana,
porque era un artista de manifiesta sensibilidad.
Por otra parte, con músicos de una y
otra institución y venidos de fuera, funda a mediados de los años 40 una
orquesta, muy similar a las que destacaban en España en aquellos tiempos como
la de Xavier Cugat o más cercana, la Orquesta Orozco del célebre Maestro
Cordobés. Quizá esta y la Orquestina Rodríguez serían de las mejores
Orquestas que había en Andalucía.
La Orquestina Rodríguez alcanzó una justa fama. Viaja mucho. Es requerida su presencia en las ferias de distintas localidades de la provincia y también en otros puntos de la geografía andaluza. Participó durante algunos años en las fiestas en Honor de la Virgen de África en la ciudad de Ceuta, embarcando para cruzar las aguas de los dos mares. Aquella feria duraba unos 12 días. Allí los músicos de Pepe Rodríguez tocaban todas las noches durante muchas horas. Fueron aquellos unos años de duro trabajo, de ilusiones, de viajes, de contacto con distintas personas y pueblos. Llevaban los ritmos sudamericanos, pasodobles y boleros de actualidad a ferias y plazas. Sin duda contribuyeron a alegrar la cotidianidad de unas gentes que vivían interminables jornadas de trabajo, que luchaban por sobrevivir a las consecuencias de la Guerra Civil y una más que triste posguerra.
Es precisamente con la Orquestina
y para ella con la que Pepe Rodríguez se estrena como compositor. Sería su
primera obra el pasodoble “Solera Oro”, con letra del poeta local Juan Soca,
dedicado a las bodegas Leña, en la persona de la Srta. Maruja Leña Casas, como
reza en el original de la partitura.
El Maestro don José Rodríguez López recibió muchos homenajes
y reconocimientos, y fue distinguido con algunos premios, al margen de los
triunfos en actuaciones musicales. Homenajes y premios que le fueron ofrecidos
en vida que es como debe reconocerse a aquellas personas que como él se afana
en el trabajo, en hacerlo bien, en dedicarse al cien por cien; y, si además es
por su pueblo, sus convecinos deben saber agradecerlo mediante la exaltación de
aquella labor. Las distinciones más importantes recibidas fueron:
- NOMBRAMIENTO DE HIJO PREDILECTO DE LA CIUDAD. 1971
- MEDALLA DE PLATA AL MÉRITO EN EL TRABAJO. 1979
- ROTULACIÓN DE UNA CALLE CON SU NOMBRE. 1994
Algunos de sus compañeros y amigos, plasmaron sobre el papel
simpáticos poemas que le dedicaran en distintos homenajes al Maestro Rodríguez:
Don
Manuel Mora Mazorriaga en el homenaje que le tributan sus compañeros a un joven
Pepe Rodríguez, en 1945, como Alcalde de la ciudad y presidiendo el acto, leyó
el siguiente trabajo de su inspiración:
Yo quisiera tener, caro Pepillo,
la musa de un Pemán o de un Machado
para ofrecerte, en día tan señalado,
algo más bueno que este sonetillo.
Unas falsetas de mi guitarrillo,
en tu unión tantas veces tocado,
mucho mejor te hubieran expresado
el pensamiento de este musiquillo.
Que dirigiendo a viejos y noveles
con la batuta que hoy te ofrenda tu tierra
del triunfo saborees las mieles;
y que al gran director que en ti se encierra
le colme de venturas y laureles
nuestra Madre bendita de la Sierra.
Trabaja el oro y la plata,
y, agazapado en su Centro,
esconde un alma sensata
con mucha música dentro.
Jovial, callado y sencillo,
ora labra unos zarcillos
como toca el saxofón,
dirige un gran Orfeón
o compone un fandanguillo.
Compositor y joyero
que no se tiende a la siesta
porque está como el primero
desde el infinito al cero
amenizando a su orquesta.
A pesar de ser soltero
eres un hombre de ligues
no por mucho dinero
sino porque eres platero
y artista, Pepe Rodríguez.
la musa de un Pemán o de un Machado
para ofrecerte, en día tan señalado,
algo más bueno que este sonetillo.
Unas falsetas de mi guitarrillo,
en tu unión tantas veces tocado,
mucho mejor te hubieran expresado
el pensamiento de este musiquillo.
Que dirigiendo a viejos y noveles
con la batuta que hoy te ofrenda tu tierra
del triunfo saborees las mieles;
y que al gran director que en ti se encierra
le colme de venturas y laureles
nuestra Madre bendita de la Sierra.
El poeta don Juan
Soca le dedica en “Perfiles Egabrenses” este famoso Retrato al minuto:
y, agazapado en su Centro,
esconde un alma sensata
con mucha música dentro.
Jovial, callado y sencillo,
ora labra unos zarcillos
como toca el saxofón,
dirige un gran Orfeón
o compone un fandanguillo.
También
el malogrado vate egabrense, Manuel Ruiz Madueño, conocido como “el cordobés”,
admirador ferviente y amigo del Maestro, pergeña unos sencillos versos a modo
de caricatura que describen cualidades humanas y artísticas del músico:
que no se tiende a la siesta
porque está como el primero
desde el infinito al cero
amenizando a su orquesta.
A pesar de ser soltero
eres un hombre de ligues
no por mucho dinero
sino porque eres platero
y artista, Pepe Rodríguez.
El Maestro
don José Rodríguez López falleció en la noche del 4 al 5 de diciembre de 1995.
En la Eucaristía que por él se ofreció, el Párroco de Santo Domingo, pronunció
unas meditadas y certeras palabras. Habló del hombre músico, del hombre
cristiano en que se había convertido en los últimos doce años: “He tenido la dicha de confluir en su vida
espiritual y conocer su humildad, sencillez, bondad y desprendimiento, de
manera que su música ha sido como el agua de la fuente pública que cada uno se
acerca cuando la necesita, sin reclamar sus legítimos derechos”.
José Fernández Álvarez
(de mi libro “EL MAESTRO D. JOSÉ RODRÍGUEZ LÓPEZ. (Ensayo biográfico)”.