«Respirar música oxigena los sentidos» (JFA)

lunes, 27 de mayo de 2013

CENTENARIO DEL MAESTRO RODRÍGUEZ

“Se me ha dado el nombre más hermoso que pueda haber: MAESTRO”, comentaba don José Rodríguez López en cierta entrevista publicada en EL POPULAR nº 138 de marzo de 1991. Era su mayor satisfacción y se lo ganó a pulso. Fue maestro de varias generaciones de egabrenses ya que estuvo al frente de las instituciones locales musicales más señeras desempeñando en ellas no sólo la labor de dirección sino la de enseñar el arte del pentagrama, con el Método Eslava, El Progreso Musical y finalmente con el Método L.A.Z., y ello durante más de 40 años.

Dedicó también su vida y sus conocimientos a la composición. Cuarenta y tres obras de distintos géneros o estilos (himnos, villancicos, pasodobles, plegarias, marchas procesionales, dianas, pasacalles, canciones y valses) componen su producción, de las cuales una docena de ellas figuran registradas en la Sociedad General de Autores de España. Hoy es referente musical en los más destacados acontecimientos lúdico-festivos durante el año en Cabra ya que su música se sigue interpretando en Semana Santa, en Septiembre y en Navidad, porque su obra está concebida pensando en Cabra, en sus fiestas, en imágenes de pasión egabrenses, en personas y en lugares muy conocidos del entorno de la ciudad y cómo no, en la Virgen de la Sierra. Es más que evidente, una profunda afectación por lo religioso, a lo largo de su existir. Su amor a la Madre de Dios y la devoción a la Patrona, quedan reflejados en distintas composiciones, guiadas por ese espíritu de creyente. Todas y cada una de sus composiciones tienen una anécdota, una dedicación del autor, un motivo, una inspiración única y exclusiva para orientar las notas en el pentagrama. De excelente e incomparable caligrafía, igual que su letra, la música que compone es primordial y puramente egabrense en muchos sentidos y por distintas razones: es esencialmente descriptiva. En ellas se respira la sencilla pero pura armonización inequívoca de la pluma del Maestro Rodríguez. Nunca el papel pautado fue tan válido en un pueblo como el acariciado por José Rodríguez López en el intento conseguido de fijar la permanencia de un pasar haciendo obra. También, reconvirtiendo en vida aquella tradición legada de bailes y corros y romerías, porque hay asimismo que atribuirle parte de la autoría de aquellas obras de carácter popular que él, con su pericia, arregla, adapta y recupera para dárselas al pueblo, verdadero autor de las melodías, como Los campanilleros de Cabra, Las Mudanzas, el villancico Vamos Allá o las Coplas de Ntro. Padre Jesús de Humildad y Paciencia.

En el seno de una sencilla familia de clase media, numerosa, formada por Agustín Rodríguez Muñiz y Dolores López Flores nace el 13 de julio de 1913 el cuarto hijo, a quien inscribirían en el Registro Civil de Cabra, con el nombre de José Anacleto de la Santísima Trinidad. Serían sus hermanos mayores: Josefa, Carmen y María y tras él, Vicente con quien tanto compartió. De arraigadas costumbres, educado como los niños de su tiempo, recibió una sencilla enseñanza en la primaria con don Javier Luna. Su padre, administrador en el molino de aceite que regentaba don José Nogueras, pensando en el mejor porvenir de sus hijos, como cualquier buen padre, lo coloca en el taller de platería de don José Montesinos, ubicado en primera instancia en la calle Parrillas y posteriormente en Barahona de Soto. Y, cuando demuestra conocer el oficio, habiendo sido un aprendiz muy aplicado, Agustín Rodríguez opta por ponerle un pequeño taller de platería en su casa, en la calle Alemania, hoy calle Nueva. Pero esa no habría de ser su profesión definitiva pues el destino le depararía una dedicación bien distinta, para bien de la música y de su pueblo.

Ingresó como Educando en la Banda de Música como saxofón en 1926, adquiriendo la categoría de Músico de Primera en el año 1942. En el año 1944 dejó de pertenecer a dicha agrupación y el 17 de marzo
de 1952 ingresó de nuevo con la categoría de Subdirector, cargo que ocupó hasta 1958 en que el Ayuntamiento lo nombra Director de la Banda Municipal y en el que permanecería hasta su jubilación. Estos años de dedicación a la Banda de Música (7 de subdirector y 23 de director) serán los más fecundos en la producción artística de Pepe Rodríguez: Pasodobles toreros y de concierto, marchas de procesión, dianas, pasacalles... La labor en la Banda de Música fue aún más efectiva y de mayor repercusión por lo que atañe a su persona pues no sólo dirige, programa las obras ejecutar y compone, sino que es el encargado de las clases de Solfeo y quien instruye en el conocimiento de cada uno de los instrumentos musicales que la componen: de viento metal (trombón, trompa, trompeta, fliscorno, bombardino y bajo o tuba), de viento madera (flauta, clarinete, saxofón, oboe) y de percusión (caja, bombo, platos). Otra faceta es la de instrumentar las obras: además de las propias, aquellas que programa, a razón de los recursos personales con que cuenta en cada momento a lo largo de los más de 20 años de responsabilidad única. En definitiva, una continúa ocupación y plena dedicación al sublime arte musical en la Banda, que compagina con la dirección artística del Centro Filarmónico.

Perteneció a la Sociedad Centro Filarmónico Egabrense desde su niñez; en ella adquirió sus primeros conocimientos de Solfeo y más tarde los de Violonchelo, instrumento que más tarde sería primordial para la preparación de los coros ya que no tenía conocimientos de Piano. Fue nombrado Director Artístico de esta Sociedad Musical en el año 1942, cargo que ininterrumpidamente mantuvo hasta jubilarse y cuyo desempeño no llevaba aparejado ningún tipo de remuneración económica. Su paso por el Centro Filarmónico fue pues muy fructífero por ambas partes ya que mientras la Sociedad Musical cosechaba éxitos por doquier bajo su dirección, Pepe Rodríguez se beneficiaba del mejor caldo de cultivo de la localidad para dar rienda suelta a su actividad creativa. Componía para el Centro y hacía arreglos y el Centro cantaba sus composiciones y sus adaptaciones. Además compone y arregla o adapta para la Orquesta de Plectro. José Rodríguez López empezó en el Centro Filarmónico siendo cariñosamente llamado “Pepito el Gordito”. Llegaría a ostentar el calificativo que más le llenaba: el de Maestro, y ello a pesar de no haber pasado por ninguna facultad. Además, gracias a su sencillez, a su humildad, a su trato con la gente, a su carácter bonachón, a su afable sonrisa y a su grandeza humana, sería para muchos además de Pepe Rodríguez, el “chache”.


A estas alturas, parece indicado hacer hincapié en el hecho de que Pepe Rodríguez había dejado su profesión de platero, en la que sin duda hubiera igualmente destacado, considerando un arte el trabajo de la filigrana, porque era un artista de manifiesta sensibilidad.

Por otra parte, con músicos de una y otra institución y venidos de fuera, funda a mediados de los años 40 una orquesta, muy similar a las que destacaban en España en aquellos tiempos como la de Xavier Cugat o más cercana, la Orquesta Orozco del célebre Maestro Cordobés. Quizá esta y la Orquestina Rodríguez serían de las mejores Orquestas que había en Andalucía.



La Orquestina Rodríguez alcanzó una justa fama. Viaja mucho. Es requerida su presencia en las ferias de distintas localidades de la provincia y también en otros puntos de la geografía andaluza. Participó durante algunos años en las fiestas en Honor de la Virgen de África en la ciudad de Ceuta, embarcando para cruzar las aguas de los dos mares. Aquella feria duraba unos 12 días. Allí los músicos de Pepe Rodríguez tocaban todas las noches durante muchas horas. Fueron aquellos unos años de duro trabajo, de ilusiones, de viajes, de contacto con distintas personas y pueblos. Llevaban los ritmos sudamericanos, pasodobles y boleros de actualidad a ferias y plazas. Sin duda contribuyeron a alegrar la cotidianidad de unas gentes que vivían interminables jornadas de trabajo, que luchaban por sobrevivir a las consecuencias de la Guerra Civil y una más que triste posguerra.

Es precisamente con la Orquestina y para ella con la que Pepe Rodríguez se estrena como compositor. Sería su primera obra el pasodoble “Solera Oro”, con letra del poeta local Juan Soca, dedicado a las bodegas Leña, en la persona de la Srta. Maruja Leña Casas, como reza en el original de la partitura.

El Maestro don José Rodríguez López recibió muchos homenajes y reconocimientos, y fue distinguido con algunos premios, al margen de los triunfos en actuaciones musicales. Homenajes y premios que le fueron ofrecidos en vida que es como debe reconocerse a aquellas personas que como él se afana en el trabajo, en hacerlo bien, en dedicarse al cien por cien; y, si además es por su pueblo, sus convecinos deben saber agradecerlo mediante la exaltación de aquella labor. Las distinciones más importantes recibidas fueron:
  • NOMBRAMIENTO DE HIJO PREDILECTO DE LA CIUDAD. 1971
  • MEDALLA DE PLATA AL MÉRITO EN EL TRABAJO. 1979
  • ROTULACIÓN DE UNA CALLE CON SU NOMBRE. 1994

Algunos de sus compañeros y amigos, plasmaron sobre el papel simpáticos poemas que le dedicaran en distintos homenajes al Maestro Rodríguez:

Don Manuel Mora Mazorriaga en el homenaje que le tributan sus compañeros a un joven Pepe Rodríguez, en 1945, como Alcalde de la ciudad y presidiendo el acto, leyó el siguiente trabajo de su inspiración:

Sonetillo a Pepe Rodríguez

Yo quisiera tener, caro Pepillo,
la musa de un Pemán o de un Machado
para ofrecerte, en día tan señalado,
algo más bueno que este sonetillo.
Unas falsetas de mi guitarrillo,
en tu unión tantas veces tocado,
mucho mejor te hubieran expresado
el pensamiento de este musiquillo.
Que dirigiendo a viejos y noveles
con la batuta que hoy te ofrenda tu tierra
del triunfo saborees las mieles;
y que al gran director que en ti se encierra
le colme de venturas y laureles
nuestra Madre bendita de la Sierra.


El poeta don Juan Soca le dedica en “Perfiles Egabrenses” este famoso Retrato al minuto:

Trabaja el oro y la plata,
y, agazapado en su Centro,
esconde un alma sensata
con mucha música dentro.
Jovial, callado y sencillo,
ora labra unos zarcillos
como toca el saxofón,
dirige un gran Orfeón
o compone un fandanguillo.


  
También el malogrado vate egabrense, Manuel Ruiz Madueño, conocido como “el cordobés”, admirador ferviente y amigo del Maestro, pergeña unos sencillos versos a modo de caricatura que describen cualidades humanas y artísticas del músico:
  
Compositor y joyero
que no se tiende a la siesta
porque está como el primero
desde el infinito al cero
amenizando a su orquesta.
A pesar de ser soltero
eres un hombre de ligues
no por mucho dinero
sino porque eres platero
y artista, Pepe Rodríguez.

   
El Maestro don José Rodríguez López falleció en la noche del 4 al 5 de diciembre de 1995. En la Eucaristía que por él se ofreció, el Párroco de Santo Domingo, pronunció unas meditadas y certeras palabras. Habló del hombre músico, del hombre cristiano en que se había convertido en los últimos doce años: “He tenido la dicha de confluir en su vida espiritual y conocer su humildad, sencillez, bondad y desprendimiento, de manera que su música ha sido como el agua de la fuente pública que cada uno se acerca cuando la necesita, sin reclamar sus legítimos derechos”.

José Fernández Álvarez
(de mi libro “EL MAESTRO D. JOSÉ RODRÍGUEZ LÓPEZ. (Ensayo biográfico)”.